Queridas familias, les compartimos este testimonio de los ex alumnos del Colegio Albamar y Montemar, Trinidad Andreani y Francisco Massmann, quienes a pesar de la incertidumbre provocada por la pandemia y las idas y venidas de las largas cuarentenas, decidieron dar el sí y comenzar esta gran aventura llamada matrimonio.

“DECIR SÍ EN MEDIO DE UNA PANDEMIA”

“Con Francisco no nos conocimos hasta que yo estaba en 4to medio y el en 3er año de la universidad. Después de harto tiempo encontrándonos en fiestas y reuniones Pancho me invitó a salir y desde ahí no nos separamos más.

Después de varios años de pololeo y antes de irme de intercambio a Milán, Pancho me pidió matrimonio. A pesar de que me pilló por sorpresa, ya sabíamos que nos proyectábamos juntos y estábamos felices de partir esa nueva etapa.

En agosto de 2019 yo partí a Italia así que decidimos dejar listas las cosas más importantes del matrimonio.

En un principio nos íbamos a casar el 1 de agosto del 2020 en la Iglesia y centro de eventos del Campus Oriente, pero lo más significativo para nosotros era que nos iba a casar Nicolás, hermano de Pancho que es sacerdote e iba a venir especialmente de Alemania a casarnos, junto con Ricardo y la Sofía hermanos de Pancho que también viven en Europa. 

Con lo principal organizado, yo partí de intercambio y dejamos los demás planes para mi vuelta. 

Volví en febrero del 2020, justo cuando estaba partiendo el Covid en Italia, pero todavía pensábamos que no iba a pasar nada acá ¡y menos en agosto! Luego en marzo, cuando ya se empezaron a posponer los matrimonios, de inmediato dijimos que nos casaríamos como fuera, aunque en realidad no pensábamos que tendríamos que cambiar tantos nuestros planes. 

A medida que pasaba el tiempo, comenzaron las cuarentenas y mi hermana que se casaba en mayo tuvo que correr su matrimonio, por lo que en mi casa habían dos matrimonios en la mira. Nosotros seguíamos con la idea de mantener nuestra fecha si las restricciones nos permitían hacer la misa. Empezamos a reducir la lista de invitados y a posponer la reserva de las cosas que nos faltaban. No teníamos luna de miel y tampoco pensábamos organizarla por el momento.

Cuando ya vimos que era imposible hacerlo como habíamos pensado en un principio, cancelamos el lugar y vimos la opción de casarnos en Viña, en los Carmelitas y después celebrar con muy pocas personas en la casa de Pancho. A esta altura, lo que más nos daba pena, era que no iban a poder venir los 3 hermanos de Pancho que viven fuera, entre ellos Nico, por lo que le pedimos a Daniel Concha, sacerdote del Albamar si nos podía casar. Nosotros ya lo conocíamos, y nos había estado ayudado a prepararnos durante todo este tiempo. Estamos muy agradecidos de cómo nos acompañó en momentos de tanta incertidumbre y cambios.

Luego Viña entró en cuarentena y tuvimos que volver a organizarnos para casarnos en Santiago, teníamos que buscar iglesia porque justo la que nos tocaba según la diócesis, estaba en construcción. Finalmente, con ayuda de Don Daniel y el párroco, nos permitieron casarnos en la capilla del Colegio Cordillera en Santiago. Nos casamos el día martes 4 de agosto sólo con nuestros papás, mis hermanos, mi abuela y dos de los hermanos de Pancho y nuestros cuñados.

Decidimos casarnos en pandemia a pesar de todas las contrariedades porque estábamos muy convencidos de que el sacramento era lo más importante, sin duda nos hubiese encantado estar y celebrar con todas nuestros familiares y amigos, pero sabíamos que lo esencial y más importante estaba en dar este paso de cara a Dios, y así fue, muy sencillo y pandémico, pero inmensamente feliz. 

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